Y que viva la ignorancia!

Ira, odio, desprecio, desdén… en televisión, en prensa, en radio, en las redes… Hace años ya que voy notando que en las sociedades modernas existe un extrañísimo estado de mal estar generalizado. No  hace mucho, comenté el hecho de que hemos tenido las primeras navidades sin ilusión. Pero es que, no lo entiendo. ¿No tenemos suficiente con el avasallamiento sufrido por los medios de comunicación que cada día nos mandan oleadas intensas de malas noticias?

Todos estamos hartos y cansados y detestamos las cosas que suceden fuera de nuestro control. Pero, ¿es que nadie se da cuenta? El pueblo se enfrenta contra la policía, la gente protesta y grita contra el gobierno y los usuarios de la red no hacen más que pasar de un lado a otro malas noticias sobre maltrato animal, gente violenta o injusticias variadas. ¿Cuál es la realidad de todo esto?

La triste realidad es que estamos distraídos y desorientados y luchamos de la manera equivocada contra el enemigo equivocado. Divide y vencerás. Hace mucho tiempo que se nos olvidó que somos un equipo, como consumidores y como ciudadanos de a pie. ¿De verdad creéis que un puñado de políticos tienen poder suficiente para cambiar el mundo? Lo cierto es que no… ¿quién pone el dinero para las campañas de publicidad previas a las elecciones? ¿De verdad creéis que lo hacemos los ciudadanos? Pensadlo en frío, en teoría, con el dinero de los contribuyentes sólo podría pagarse la campaña el gobierno en el poder… y tampoco generamos tanto capital.

Claro que no. Las campañas políticas se subvencionan con fondos de las empresas capitalistas interesadas, empresas multinacionales que protegen sus intereses económicos a nivel mundial. Todas esas súper marcas que no podéis dejar de consumir porque os hacen sentir seguros e iguales ante el resto de los ciudadanos con los que compartís vuestro día a día, todas esas que no podéis ignorar porque os dejan hecha la mitad del trabajo que requiere nuestro día a día. Y así, tristemente, es como seguimos inmersos en una rueda de autodestrucción que nos va a llevar, si no lo impedimos, al fin final.

Matrix: cápsulas humanas

¿Os acordáis de Matrix, de cómo las máquinas se alimentaban de la vida de los seres humanos para sobrevivir mientras los humanos vivían inmersos en su realidad virtual? ¿Y de La Isla? ¿Os parece ciencia ficción? ¿De verdad? ¿Y cómo definiríais vuestro día a día? Os levantáis por la mañana y vais al trabajo, volvéis a casa y coméis, consumís productos de marca (o de marca blanca, en cuyo caso son excedentes de las propias marcas en su mayoría), dormís y volvéis al trabajo. Y mientras esperáis a cobrar vuestra irrisoria nómina a fin de mes, porque la multinacional para la que trabajáis está en crisis y no tiene un puto duro para pagar lo que os gustaría, estas multinacionales siguen aumentando sus cuotas de mercado, ganando dinero de inversores multimillonarios que no conocemos y que invierten capital en las campañas políticas que les interesa.

La Isla: Ewan McGregor y Scarlett Johansson

Y lo gracioso ya no es eso… sino que, además, los españoles de término medio, los españoles a pie de calle, gritan y se manifiestan y ensalzan estandartes de los años 70 porque creen en esa extraña ilusión vendida por los medios de que todavía los hombres y las mujeres somos diferentes, de que los políticos tienen la culpa de todo y demás ideas extrañas… no son los políticos, son las multinacionales.

Mientras sigamos así, llegará un día en el que el PP y el PSOE dejen de existir, pero entonces nos gobernarán Coca-cola, Nike, Unilever, P&G… y en lugar de ser un país habremos caído en un totalitarismo capitalista mundial que, al igual que los totalitarismos individuales, acabará resquebrajándose y llevando al planeta a su propia destrucción… o puede que a un Matrix mucho más duro del que podríamos imaginar en la actualidad.

Currar, comer y cagar… desesperaos por follar, por encontrar un amor pre cocinado o un prototipo estandarizado de vida y seguir desaprendiendo todo lo que la humanidad sabía hacer antes de que nos idiotizaran dándonos todas las cosas hechas. Seguir creyendo que existe una lucha entre el hombre y la mujer y estaréis fomentando esa desigualdad.

Ojalá llegue el día en el que todos hayamos aprendido, de alguna manera, a ignorar lo que está mal, a incidir en lo que está bien y a actuar de forma consecuente respecto a cómo queremos que sean las cosas… en lugar de protestar por protestar sin poner soluciones, sin mover el culo del sofá, sin cambiar la forma de entender el trabajo, la sociedad… sin querer ser responsables de lo que está pasando en el mundo.

«Recuerda quién es el verdadero enemigo» Los Juegos del Hambre

Los Juegos del Hambre