En presente simple de indicativo: ‘yo vivo’

Hace mucho tiempo que vengo pensando que ya no vivo recreándome en el pasado. Al principio creía que era una fase de madurez o algo así… pero la realidad me ha devuelto otra respuesta. Estoy aprendiendo a vivir.

«La Madre Naturaleza es perfecta porque todos los animales, excepto los humanos, se sienten atraídos por determinadas frecuencias y establecen determinadas conexiones que los ayudan a sobrevivir. Sólo nosotros nos dejamos engañar por la ‘máscara’ de una determinada energía, o podemos sentirnos atraídos por una energía que no es la adecuada, o que incluso es negativa o perjudicial para nuestra supervivencia»

César Millán. El líder de la manada.

Vivimos en sociedades asfixiantes, con líderes inseguros que alimentan nuestras inseguridades. Cuando era pequeña, todo el mundo a mi alrededor se regocijaba destacando mis errores, haciendo hincapié en ellos. Creía que eran cosa mía… pero al crecer me he dado cuenta de que lo triste y real es que nos enseñan a eso, a ver la paja en el ojo ajeno, a criticar y despotricar los errores de los demás y a buscar culpables.

Jacque Fresco, de Proyecto Venus (lo estudié con unas amigas cuando vivía en León… tienen cosas muy interesantes, pero un poco surrealistas), decía en su documental: «Vivimos en una sociedad en la que cuando algo sale mal, cuando algo sirve para hacer daño o causar problemas, creamos leyes y prohibiciones en lugar de buscar soluciones«. Esa frase me llegó al alma.

Eso es cierto. Creo que somos la única especie animal sobre la faz de la tierra… No. El ÚNICO SER VIVO, que en lugar de buscar soluciones a sus problemas se dedica a buscar culpables a quienes atacar. Se supone que nuestra inteligencia y nuestro cerebro son nuestra herramienta de supervivencia. Se supone que somos el único animal que puede identificar, comprender y canalizar sus propias emociones y las de los demás y que eso nos capacita para ser líderes capaces de guiar y orientar a los demás animales del  mundo, capaces de coexistir con los demás seres humanos y el resto de las especies de nuestro ecosistema.

Y nos dedicamos a perder el tiempo acusándonos unos a otros, insultándonos unos a otros… sin hacer nada por mejorar nuestro entorno.

También es cierto que los seres humanos somos la única especie capaz de mentirse a sí misma… y creérselo. Eso sí que es absurdo, ¿verdad?

Mi mejor amiga lo hace. Es mentirosa compulsiva, orgullosa, egoísta, infantil… y está obsesionada por ser la protagonista de todos los eventos. No tiene una vida plena, supongo. Es tan meticulosa con lo que piensa de sí misma que prefiere usar métodos para dar lástima en lugar de pedir que le hagan un favor. Supongo que cree que manipula así a la gente y, sin embargo, lo que ocurre de verdad es que al final me canso de aguantar sus bobadas, le digo lo que pienso y cuando quiero cedo y cuando no quiero la mando a paseo.

No hace mucho que me preguntaba a mí misma por qué demonios ya no estaba haciendo planes de futuro o corrigiendo errores del pasado. Cuando tenía 16 años, antes de sufrir todo lo que sufrí era así: vivía la vida según venía, tenía claro lo que me gustaba y lo que no y no hacía planes de futuro, aprovechaba mis oportunidades y rentabilizaba según mi criterio mis actividades, mis relaciones y mi tiempo libre.

Siempre he sido famosa por hacer lo que quiero. Y ahora estoy en sintonía con mi vieja actitud. Las decisiones y las preocupaciones superficiales son producto de una sociedad aburrida sumida en el ocio. Yo no tengo tiempo para esas cosas. Tengo mil cosas que hacer y me mantienen centrada en mi presente. La Naturaleza es sabia y la vida no es más que el camino a través del cual la Naturaleza misma nos lleva a donde debemos estar.

Ahora mismo, mi única preocupación de futuro es… ¿con quién iré al concierto? Tengo dos entradas para ver en directo a Mark Knopfler. El hombre que duerme en mi cama no quiere ir y la gente del pueblo no tiene cultura suficiente como para apreciar su música (son más de punk guarro y obscenidades y drogas). Supongo que hasta el 25 de julio hay tiempo de sobra para preguntar a mis múltiples y dispersos amigos…