Dinero negro, opción B?

Mitos y leyendas sobre el dinero negro… no os esperabais algo así, ¿eh? Pues ahí va:

El entorno rural ha sido siempre y de toda la vida un entorno considerado marginal y empobrecido. Pero esto no es nuevo, esto, en España, es desde que el mundo es mundo y la realidad a nivel histórico es que el ámbito rural ha sido siempre considerado como una fuente de extracción de recursos, no un núcleo de inversión. Que os cuenten lo que quieran, pero ni los pueblos han estado nunca hiper habitados como para considerar que han sido «vaciados» ni pintarlos de colorines va a favorecer la mejora de la economía local… salvo para unos pocos que se han adueñado de las propiedades y la ponen al servicio del turismo. Noticia de última hora: los pueblos ya no son habitables, sólo visitables.

No nos engañemos, las políticas de creación de empleo son un chiste (contratos temporales repartidos entre dos o tres afortunados que hacen el mínimo posible porque ni saben ni están en condiciones… los ayuntamientos locales parecen un servicio de reinserción de politoxicómanos poco efectivos) y la pobreza es una inmensa fuente de mano de obra prácticamente gratuita o, incluso, una fórmula muy evidente para blanquear dinero procedente de las empresas locales. ¿Por qué si no iban los Servicios Sociales a esforzarse tanto por mantener en la pobreza a las personas que recurren a las ayudas para salir de ahí? Y esto lo digo desde mi experiencia personal, que conste. Cuando vine aquí y se me acabaron los fondos recurrí a las instituciones y lo primero que conseguí fue quedarme sin blanca (literalmente, me hicieron sacar el dinero de una cuenta bloqueada y perdí 300€ en la operación por penalizaciones) con la promesa de una ayuda que nunca llegó, lo segundo que conseguí fue una deuda de 600€ obligándome a hacer reparaciones que no podía permitirme en mi vehículo para poder ir a cubrir un puesto de empleo subvencionado que no cubrió ni las ruedas… y así acabé en el bucle sin fin. Desde entonces, todo lo que he conseguido del Estado me lo he tenido que buscar yo solita, incluso he hecho ese esfuerzo titánico por otras personas (de nada) ya que los Servicios Sociales no han movido ni un puñetero dedo.

Cuando acudía a las ofertas de empleo del INEM, a las que acudes por obligación para no perder el derecho a las ayudas (que no recibí hasta 2024), en la mayoría de los empleos me pagaban en B mientras me hacían la prueba… cuando llevaba ya un mes y pico y daba por sentado que iba a quedarme se me ocurría siempre la misma locura: pedir un contrato, aunque fuera a media jornada. ¿Qué obtenía a cambio? Nada. Lo más suave que recibí fue un «ya te llamaré», lo más duro que puedo publicar fue un «si quieres más dinero, búscate un marido», el resto os lo podéis imaginar. Dos años estuve trabajando en una cocina en B y todavía se enfadaron conmigo porque me fui a trabajar a otro lugar por un contrato legal de 3 meses, su excusa: «no me lo puedo permitir». Mentira, si no pudieran permitírselo no habrían podido pagarme el sueldo mientras estuve allí, lo que no querían era declarar mi presencia ni pagar mi cotización. Está muy bien, claro, no tienes que justificar, te sirve para ahorrarte un contrato profesional y, de paso, das salida a todo ese dinero que no facturas y que no puedes declarar en Hacienda para no tener que pagar tu parte en impuestos, ya me ocupaba yo de blanquearlo en la tienda local.

¿Quién si no mueve ese dinero que las empresas no declaran? Los pobres… que no tienen más pasta para gastar. Pero no son los únicos, el mundo cambia, la sociedad evoluciona y ¿quién más podría aprovechar ese filón para sus propios intereses? Adivina, adivinanza… todos sabemos cuál es el negocio en B por excelencia de la Sierra de Francia. ¿Por qué no hay políticas de prevención? ¿Por qué no hay penalizaciones? ¿Por qué ese tipo de gente recibe ayuda del Estado y después trabaja en B? ¿Qué supone eso para el resto de las personas que quieren salir adelante? Supone lo que me supuso a mí.

En el momento en que decidí que quería cambiar las cosas, al menos mi situación, me convertí en la amenaza. El dinero en negro mueve fortunas que no se declaran y que costean los daños, agresiones y vejaciones a un sector social que no se tiene en cuenta casi nunca y que somos, en parte, los que estamos aquí intentando pelear. ¿Por qué las personas trabajadoras somos una amenaza para la sociedad decadente rural? Porque somos la evidencia, el reflejo de lo que hacen o dejan de hacer los demás. Llegué a convivir con frases como «es que te vas a quedar todos los trabajos», «no dejas nada para los demás», «sólo piensas en trabajar o qué», etc. Y trabajar, trabajé… pero no por egoísmo, sino porque la gente me llamaba y a mí me gusta ser independiente y me produce muchísima satisfacción dejar las cosas hechas lo mejor posible.

Pero no, eso aquí no se lleva. Se especula mucho con la idea de todo lo que pasó, pero la realidad es que nadie conecta los puntos de la historia y se hacen muchas pajas mentales. No me volví loca, cuando pasó lo del incendio llevaba meses de baja… y me había dado de baja el médico a causa del bullying que me hacían mis compañeros de trabajo en el ayuntamiento en el que trabajaba. Y no es que no me gustara el trabajo o que no quisiera hacerlo, como se pensaban muchos y han ido diciendo por ahí, es que es muy difícil hacer nada cuando dos politoxicómanos celosos de mierda te están comiendo la cabeza y te están haciendo la cama por detrás todo el tiempo. Básicamente, una mañana no fui capaz de salir de casa, pensé que me iba a ahogar y llamé a urgencias. El resto es historia.

Obviamente, la persona que incendió los coches lo sabía y se aprovechó de eso como el capullo integral que es. Menos mal que se equivocó conmigo, ¿eh? Evidentemente, toda la secuencia de sucesos que ocurrió después no contribuyó, pero como ya llevaba tiempo acudiendo al médico y hablando de todo esto, pude sobrellevarlo hasta recuperarme del todo (y no, una cosa que siempre he tenido claro es que mis secretos son míos, precisamente porque soy consciente de que la gente que me rodea no dudaría en usarlos contra mí… así que no, nadie conoce el contenido de lo que se hablaba en esas sesiones, así que sí, se equivocaron usándolo contra mí y sí, contaba con ello). La realidad es que me dieron el alta clínica en julio y todo lo que ha ocurrido en el pueblo no ha servido nada más que para reforzar mi convicción de que tienen un serio problema tratando de ocultar todas las ilegalidades que se producen y que tarde o temprano acabarán explotando. Sólo hay que hacerse la pregunta ¿de dónde sacan el dinero los alcohólicos y drogadictos insolventes? ¿Cómo sobreviven los negocios rurales pequeños con descubiertos de más de 1.000€ procedentes de otros negocios o de personas con problemas de adicción? ¿Qué parte del dinero rural no se está contabilizando?

Si yo fuera Hacienda cruzaría análisis cuantitativos con cualitativos, por ejemplo: los ingresos de un bar y el volumen de personas consumiendo cervezas que hay a lo largo de un mes y los ingresos de las personas que acuden al bar; y haría eso en todos los pequeños negocios locales que parecen ser el agujero negro de la economía española… por no hablar de los desfalcos que hacen subsidiarios de las ayudas del estado que deben dinero en los supermercados pero tienen dinero para salir de fiesta. Todos sabemos cómo se hace eso, pero no está penalizado. Y no, no me vendáis la moto de que cobrando el subsidio no se puede tener contrato porque yo los tengo, son legales y están declarados.

Básicamente ese fue el mayor de los problemas. Dieron por sentado que si nadie veía lo que hacía, si no tenía un hombre trabajando a jornada completa en casa, no estaba haciendo nada bueno. La sorpresa que se debieron de llevar cuando revisaron mis cuentas, pobres pero honradas, y mis números limpios, mis pagos rigurosos y mis contratos uno tras otro. Supongo que esperaban que la gente para la que había trabajado alguna vez dijera cosas horribles sobre mí, pero no tenían por qué, trabajar no es algo de lo que una deba avergonzarse. Y tener amigos como los que tengo que siempre están dispuestos a echar un cable sin pedir nada a cambio, tampoco debería de ser algo malo, como pretendieron hacerlo ver las malas lenguas. Lo que pasó es que nadie conocía realmente quiénes eran mis amigos y tampoco sabían a qué me dedicaba porque nadie me prestó atención, sólo me juzgaron, me criticaron y me inventaron una vida que únicamente vivía en las mentes empobrecidas de una sociedad terriblemente decadente que tuvo que darse contra el muro de la realidad. No, vidas mías, no soy como vosotros… lo siento, no tenemos la misma condición.

Hoy por hoy, estoy muy convencida de que aquí la gente está tan acostumbrada a hacer las cosas tan mal de base que no tienen siquiera la capacidad de plantearse la posibilidad de que haya una manera correcta de hacerlas y, cuando alguien aparece para demostrar que es posible, eso asusta y mucho. Las malas personas se revuelven cuando alguien les muestra la realidad que construyen. ¿Habéis visto esos bichitos que huyen de la luz? Pues igual… en cuanto haces las cosas un poco bien, se sienten amenazados porque saben que lo están haciendo mal, tan sumamente mal, que es muy posible que algún día las personas que lo hacemos bien podríamos ser capaces de cambiar esa dinámica y dejarlos fuera de su propio juego. Y sí que pienso que la Agencia Tributaria debería de pasarse por aquí a hacer un buen puñado de auditorías… recaudarían una infinidad de dinero «misteriosamente» desaparecido y acabarían con gran parte del agujero negro de la economía rural.

Por fortuna, tuve la entereza suficiente de no dejarme convencer ni vencer y actualmente he roto la maldición de los Servicios Sociales y la dependencia económica de los contratos precarios y los sueldos en B. Y no… mi dinero no depende del hombre que habita mi casa, tengo mi propio dinero. Y me da igual que la gente cutre piense que no tengo un puto duro sólo porque no bajo a fusilar pasta en el bar ni alardeo de ello. Pero facturamos todo lo que hacemos de manera legal, trabajo contratada de manera legal y gestiono como una diosa el dinero de mi IMV que es para lo que me lo dan. Sólo hay que saber de números para estirar 1€ y tener claras tus prioridades. Ya hablaré de eso en otro post.

Supongo que es una putada para el resto del mundo que toda esta experiencia sólo haya servido para reforzar mis convicciones y expresarme más crudamente al respecto. A ver qué me queman ahora por publicar esta entrada… ja!

Besitos, gente! Escribo pronto. Os quiero!