Crisis emocional y Oh! mi héro… ¿¿¿Efraín???

A veces pienso que debería llamar a este blog «sexo en la Sierra de Francia«. Pero mentiría, teniendo en cuenta que la mayoría de mis aventuras suceden fuera del pueblo…

Tengo una resaca deliciosa. Ayer salí de «fiesta«. Y sí, «fiesta» va entre comillas porque aquí lo que se entiende por fiesta es drogarse, beber y protestar por todo. Pero bueno, me apetecían unas copas, bailar, escuchar música, charlar con alguien diferente…

Fui con dos amigos, El y Ella. Nos lo pasamos mejor de lo que esperaba aunque no fue nada del otro mundo. Fuimos a Tamames y luego nos volvimos al pueblo, al bar de los porreros. Ella se cameló a un yonki desesperado por echar un polvo para poder drogarse gratis y yo me quedé hablando con Él de la cantidad de cosas que no entendemos de esta gente. Estuve a gusto.

Y llegué haciendo eses a casa, más feliz que una lombriz, y cuando miré el móvil ¡sorpresa! Mi amante se había mosqueado. Le mandé a la mierda. A mediodía le hice un desaire. Me invitó a tomar, me ignoró y cuando me acabé la cola me piré a casa sin decir nada. Total, el rollo florero… como que no y pa’ no hacer na’h, me pongo a hacer algo.

A la tarde ha aparecido borracho a pedir disculpas. ¿Adivinas? Todas las alarmas de alerta pitando a todo trapo en mis oídos. Alucinante.

El lunes subiré a León con mi ex. Hemos quedado par ir al cine y quiero llevarle a mi cliente una unidad de enanos antes de que se marche a Madrid.

Efraín ha contactado conmigo.

Le pedí a Madre Tierra una señal que me hiciera ver hacia dónde van mis pasos.

He mirado en el fondo de mi corazón. Yo no me siento capaz de ser «la chica» de nadie. Me siento libre e independiente y eso me gusta. No sé que significa pero estoy convencida de que no quiero comprometerme con nadie.

Ella me preguntó:

«¿Tenéis exclusividad sexual?»

Yo contesté:

«No responderé sin la presencia de mi abogado»

Él sonrió. Y cada mochuelo partió hacia su olivo.

Otra curiosidad de la combinación de acontecimientos es que es la primera vez que Efraín y yo vamos a cruzarnos en mi semana de regla. No se va a terminar nunca.