Lo único que necesitas saber
Ha pasado toda una vida desde la última vez que me senté a escribir… o más bien desde la última vez que publiqué algo. La verdad es que desde entonces he escrito cientos de borradores que están pendientes de revisión y no sé si algún día tendré el valor necesario para revisarlos. Así que simplemente se van a quedar ahí hasta nuevo aviso.
Cuántas cosas han pasado desde entonces. Cuántos cambios. Cuánto todo.
Recuperar mi alma condenada no ha sido fácil, no al menos sin el tratamiento adecuado. Pero puedo sentirme muy orgullosa de haberlo logrado. Muchas veces estuve a punto de derrumbarme, de volver a caer, no sé… no es para nada sencillo encontrarle sentido a un mundo que por sí mismo ni siquiera lo tiene. Al menos no en apariencia. Pero no lo hice, no recaí, no volví mis pasos atrás. He sido fuerte, he resistido, he tirado adelante como una mula terca en medio de una tempestad y lo he conseguido.
Ahora tengo ante mí todo un mundo nuevo, lleno de misterios y posibilidades, abriendo sus puertas de par en par a la espera de que me lance a vivir nuevas aventuras.
He de decir que las brujas que son brujas, por mucho que se hieran o resientan, siguen siendo brujas. Lo que significa que gracias a la Gran Madre, el bosque ha sido benévolo conmigo y ha vuelto a acogerme en su seno. EL bosque me ha dado paz, me ha dado serenidad, ha cicatrizado mis heridas y me ha dado todo cuando he podido necesitar para curarme, recuperarme y volver a levantarme.
Estos meses han sido meses largos de meditación e introspección, de autoconocimiento. Me han servido para valorar las cosas de otra manera, las amistades, el trabajo, el dinero… todas esas cosas que suelen provocar una crisis existencial en todas las personas que no sabemos con exactitud a dónde vamos. Y hoy os quiero revelar un secreto místico, una gran clave de la vida y del mundo: no importa.
No importa nada de nada en lo más absoluto. Pensaréis que estoy loca y que no puedo estar hablando en serio, pero la única verdad que existe en el mundo y en la que hay que creer es la verdad que late en lo más profundo de nuestra alma. Si cerramos los ojos y nos miramos hacia adentro, si olvidamos todo lo que nos rodea, todo lo que creemos que necesitamos, todo lo que creemos que somos, nuestra cartera, nuestro pelo, nuestra piel, nuestros ojos, nuestra talla, nuestro ordenador, nuestro coche, nuestra carrera… nada de eso importa. Lo único verdaderamente importante en este mundo es ese golpe que remueve una y otra vez nuestras entrañas, que nos lleva por caminos insospechados hacia lugares que ni siquiera fuimos capaces de soñar, hacia personas que nunca creímos que llegaríamos a conocer.
Esa es la única verdad. Pensemos lo que pensemos de todo cuanto nos rodea, no somos más que un punto de luz encendido entre un millón de estrellas. Sólo nosotros podemos oír nuestra propia voz y comprender quiénes somos y valorar todo lo demás tal y como es, por lo que es, sin más. Después todo es mágico.
La conexión con el Brujo del Páramo no sólo volvió a mi vida, sino que se ha hecho más fuerte, tan fuerte que es invencible. Y mientras crecemos, cada uno en su propia línea y nos descubrimos a nosotros mismos, nos acompañamos y nos vemos y nos amamos sin decirnos nada. Al final no necesitamos etiquetar cosas que no tienen nombre, hemos aprendido a vivirlo con cada momento y cada suspiro, con cada instante, sea cual sea el momento. Quién sabe qué nos depara el futuro, qué importa lo que haya ocurrido en el pasado, lo realmente importante es que nos tenemos el uno al otro, pase lo que pase, estemos donde estemos, de forma incondicional, sin ataduras ni normas, sin obligación ninguna, sólo por el placer de habernos encontrado.
Y entre tanto el mundo sigue girando. Trabajo como siempre, de temporal en temporal y debe de ser que algo debía de valer cuando nunca pedí ningún trabajo y desde que me he recuperado tampoco me falta. Rara es la semana que no me llama alguien para algo y la fortuna me sonríe. He vuelto a estudiar, sólo por el placer de comprender mejor el entorno que me rodea y por el gusto de aprender a convivir mejor con mi propia idea de la Naturaleza.
«¿Tienes planes para Samhain?»
«Tengo un torneo en Talavera»
«Guárdame un fin de semana después»
«Cuando quieras»
«¿Qué tal todo?»
«Bien, acabando las prácticas esta semana»
«¿Y luego qué, tienes planes o improvisas?»
«Luego ya veremos, tengo cosas que hacer»
«Al final vivimos como queremos, sin estrés, ¡eh!»
«No, ya lo decía el Gran Lebowski»
«Hay que disfrutar… nos vemos en noviembre»
«Perfecto»
Y en su sencillez se hizo la perfección… creedme, es así de simple. Todo. Siempre.
Pingback: Lo único que necesitas saber – Dulce_Pecado