Cada vez más tontxs

Como todos los ciclos, el ciclo político de las candidaturas municipales toca a su fin. Y como siempre que hay elecciones, surgen los partidos políticos, las nuevas candidaturas y todo el rollo. Y no, qué va, no voy a hablar de política. ¿O sí? Al menos no voy a hablar de siglas políticas ni voy a hacer propaganda. LO PROMETO.

Sé que en las ciudades la experiencia se vive de otra manera. Al menos, cuando yo vivía en las ciudades, solías estar siempre enterada de quiénes eran los alcaldes, presidentes, opositores y todo eso. En las ciudades hay demasiadas personas, demasiados votantes, y a los partidos políticos les gusta afianzarse los votos, dar a conocer sus posiciones partidarias o no de la legislatura en vigor. En las ciudades, siempre se hacen notar.

Pero no vivo en una ciudad. Vivo en un pueblo que si llega a 250 habitantes es porque el censo está engordado con personas que ni siquiera pisan por aquí.

Es curioso. Aquí en el pueblo conocemos a nivel personal al alcalde, sabemos quién es con nombre, apellidos, trabajo, familia, aficiones… yo misma participo en varios talleres con su mujer, una gran amiga mía que me ha ayudado mucho en temas personales, y también coincido con él en el bar y demás. Nos conocemos como personas humanas y discutimos como políticos. Nunca fui seguidora de las siglas de su partido político y desde el primer día siempre he sido su principal opositora.

La cuestión es que el hecho de ser tan pocos en el pueblo es que siempre podemos tener un trato personal con todo el mundo, en todos los ámbitos, en todos los aspectos. Nos permite conocernos, conocer nuestras ambiciones, nuestros vicios, nuestras virtudes y defectos y podemos evaluarnos con criterios más profundos que en las grandes ciudades, donde todo eso se pierde y tenemos que medir a las personas con otros parámetros.

Esta mañana fui a comprar al super mercado y me enteré de que se están fraguando otras candidaturas con otras siglas. Y lo más gracioso de escuchar las conversaciones, fue escuchar los argumentos.

No voy a hablar ni bien ni mal de mi alcalde, ni de su programa, ni de su partido político… pero es que lo he flipado.

Se planteaban votar a una persona que ha sugerido la posibilidad de presentar una candidatura que todavía no se ha formalizado sólo porque habla bien.

¿Estamos locos?

Nos quedan dos semanas para elegir a las personas que van a manejar todos los presupuestos, las subvenciones, la creación de proyectos, la posibilidad de generar empleo en un pueblo de 250 personas cuyas actuaciones nos van a influir directamente a los que vivimos y trabajamos aquí durante un mínimo de 4 años enteros y verdaderos. Y ¿nos estamos planteando votar a personas cuyos programas políticos desconocemos? ¿sólo porque creemos que se expresan locuazmente?

Estamos tan acostumbrados a la pobreza y a la miseria en estos lugares que, a menudo, vemos el reflejo del brillo dorado y no olemos la mierda que hay debajo. Perdón por la expresión.

¿Qué te ha prometido la oposición? ¿Cómo van a mejorar las condiciones de vida del pueblo? ¿Qué proyectos o ideas van a traer? No nos han contado nada, simplemente, han aparecido como oposición de la nada en el último mes. ¿Eso es oposición? Eso es oportunismo!

No me sorprende para nada que haya grupos de oportunistas que pretendan aprovechar la debilidad de un partido político para pillar cacho en las elecciones, pero me flipa mucho que a día de hoy sigamos pensando que podemos dejar en manos de alguien a quien no conocemos, que ni siquiera se ha molestado en presentarse, en convencernos, en explicarnos cómo puede mejorar las cosas, nuestro futuro a corto y medio plazo. Así, a la aventura.

Desprestigiamos los logros de las personas que se sacrifican o que trabajan para conseguir cosas y creemos que eligiendo a otra persona cuyas intenciones desconocemos acertaremos. Vota a quien quieras, las siglas que te den la gana, la persona que tú elijas… pero, joder, por lo menos vota a alguien que te convenza de que va a hacer algo por ti que merezca la pena.