Y de pronto… buenas noticias

El lunes fue mi cumpleaños. No he escrito en todo este tiempo porque en días así me abstraigo mucho. Resulta muy raro tener una fecha de cumpleaños como un mal recuerdo. Supongo que se debe a que en mi casa nunca nos hemos entendido y al hecho de que nunca he sabido escoger a las personas con las que me relaciono.

Este año ha sido especial. No planeé nada. No avisé a nadie en realidad. No hubo fiesta propiamente dicha. Pero resultó que mi ex-pareja, que no deja de ser mi mejor amigo, andaba por aquí y se pasó a cenar. Casualidades de la vida, se apuntó mi mejor amiga, llamé a mi «pareja» actual y un par de amigos más. Abrimos unas botellas de vino e improvisamos la cena. Hasta me marqué una pedazo de tarta a ultima hora con galletas y chocolate a la taza. Fue divertido.

Ahora tengo un nuevo miembro en mi pequeña familia. Me regalaron un cachorrito, una nenita lindísima. Mi amante la llamó Niebla. Ni él ni ella ni mi perro me dejan dormir ahora… pero siempre pienso que es muy curioso contemplar cómo una persona tan grande, con unas manos tan duras, con un carácter tan rudo es capaz de ser tan tierno y tan dulce.

Estos días, cuando él no está, nos acoplamos todos en mi habitación y nos acurrucamos junto al calorcito de la estufa. Últimamente tengo la impresión de que hemos encontrado nuestro propio equilibrio. La dinámica de casa, con todos los animales, con los amigos, las visitas familiares, mi amante, mis estudios, mi trabajo… funciona. Y me gusta.

Ayer estuvo aquí un amigo de León. Mitad amigo, mitad cliente. Colecciona enanos de Warhammer porque su ilusión es formar un súper ejército brutal. Y yo se los pinto a un precio muy económico. En primer lugar porque es mi amigo y en segundo lugar porque no me mete prisa y tampoco me lo estoy tomando como una profesión. Es de esas aficiones que se retroalimentan y crecen por sí mismas. Él me da los enanos, yo los pinto, me los paga, gasto el dinero en más pinturas y materiales y, así, cada nueva unidad gana en calidad y en precio (aunque a él se las sigo cobrando igual).

Era mi primera entrega… dos unidades de guerreros enanos del clan y una unidad de mineros. Me elogió mucho. La verdad es que no tenía ni idea de pintar figuritas tan diminutas y como que estaba súper nerviosa por ver qué opinaba. Dijo que le gustaban mucho, aunque no usara tintas. Soy una novata… pero creo que tengo criterio. Así que invertí el dinero en tintas. Espero poder darle una sorpresa la próxima vez. Estoy muy motivada.

Ah… y me he comprado una furgoneta. ¡Ya soy propietaria!