Todo lo que el 116 me puede ayudar

A ver cómo coño escribo esto sin que suene a ficción literaria de blog.

Supongo que tengo un problema para escoger a los hombres o puede que me resulten extremadamente atractivos los tíos que están de la olla. Es posible que mi propio trastorno me haga pensar que tal vez los trastornados encajan mejor conmigo. Sea como sea y cual sea la razón, la cosa es que no me los merezco. Sí, los locos están bien… un rato.

Normalmente, como ya estoy habituada a los problemas, suelo saber arreglarlos, suelo tener mano dura y terminar con estas películas de forma tajante y sin más. Pero creo que me he encontrado con la horma de mi zapato, con un tío que por más que me empeñe, por más que lo intente, por más que insista, no se cansa.

¿Lucifer? Por algo le puse el mote. Qué bien calo a los tíos cuando los conozco. Sabía que me traería problemas, pero no sabía de qué índole.

Resulta que lleva semanas presionándome y acosándome por móvil, por teléfono, por mail… me vuelve loca. Cuando estoy en la ciudad se me presenta y me presiona para que quedemos y se pasa el día intentando hacer conmigo cosas que no quiero hacer. Da igual. Si  no voy yo, ya viene él y no puedo librarme. Sólo he conseguido quitármelo de encima diciéndole que he dejado de tomar la píldora.

¿Y después? Una de cal y una de arena. ¿Cuál de las dos es la mala y cuál la buena? Nunca he sabido cómo funciona ese dicho popular. Da igual. El caso… es que es de esos de ‘te quiero como la luz del sol a tu ventana’ y al mismo tiempo ‘eres una puta que está todo el día con otros hombres’. Todo porque no vivimos en el mismo pueblo y no puede estar aquí en persona para verificar que no estoy con nadie.

Y se ruca el cerebro con mi ex (el hombre que dormía en mi cama), que resulta que es mi vecino, mi compañero de trabajo en la cereza, el ‘padre’ de mi perra de caza, el albañil que me arregla las chapuzas cuando no me salen bien y mi amigo.

Ayer le dio otro siroco al señor Lucifer. Me llama llorando porque me echa de menos y a los 10 minutos me llama puta porque según él estoy hablando por whatsapp con mi ex. Y yo me quedo al teléfono pensando ‘hola?’ y no entiendo nada.

Y cuanto más tiempo escuchaba su delirio telefónico, más vueltas le daba al asunto. Y por más que yo le decía que se le estaba yendo la pinza más se le iba. Y al final se delató.

‘¿Me vas a decir que es casualidad que cada vez que él se conecta te conectes tú?’

Y se hizo la luz. ¿Cómo sabe que él se conecta si se supone que no tiene su número? ¿De dónde lo ha sacado? La mitad de las veces ni siquiera sé quién está conectado al whats al mismo tiempo que yo y sí, lo uso mucho porque soy cibernauta y social media y me relaciono con todo tipo de personas a través del ciber mundo, así que sí, el 90% de las veces que coincidimos conectados son casualidad y todas las películas que él se monta al respecto son… eso: películas.

Así que un tío de 40 tacos (41 la semana que viene) se pasa el día tirado en el sofá de su madre observando la lista de contactos de su móvil para saber cuándo se conectan al Whatsapp y poder montar broncas telefónicas con (supuestamente) el amor de su vida. Y lo gordo es que siempre tiene que tener razón. Y tengo que aguantar sus voces, sus insultos, sus gritos… ¿por qué? Porque me amenaza con presentarse en mi casa, cosa que quiero evitar a toda costa porque me aterra tener alguna movida y acabar a ostias.

Mi psicoterapeuta está de acuerdo conmigo en que eso es acoso. He llamado al 116 y están de acuerdo en que es acoso y es peligroso. Me han pasado con una abogada y me ha dicho que ponga una denuncia en el cuartel de la guardia civil y espere a que suceda el juicio y un juez determine si le ponen una orden de alejamiento o no.

Y… ¿mientras tanto? Estoy abandonada a mi suerte.

He hablado con mi ex para que se acerque por casa, si Lucifer le está espiando por whatsapp es que tiene su número de teléfono y la única manera que se me ocurre para impedir que moleste también a mi ex es bloquearlo desde su móvil. A ver si así se queda más tranquilo. Supongo que estará bien contarle toda la historia a un amigo que tiene armas en casa y que en cualquier momento puede tirar mi puerta abajo y darle un coscorrón a un gilipollas que entre sin permiso y con malas intenciones.

El 116 es una puta mierda y no te garantiza nada. ¿Protección? Depende de cómo lo miren y según las historias que cuenten.