Casi un año después…

Si guardabas las entradas de mi blog en tu feed pueden pasar dos cosas, o bien no recuerdas que me seguías o bien creías que había acabado en un juzgado o en un centro psiquiátrico (si solías leerme). Nada de eso. En realidad, he estado trabajando muy duro construyendo mi pequeño mini mundo y… bueno, han pasado muchas cosas.

La mayoría de las personas que intentan jugar con estas cosas tienden a equivocarse o a cansarse. Sé que tarde o temprano las cosas pasan cómo deben de pasar y que la inercia, a menudo, es una mala baza. Los buenos acaban pillando a los malos. Sin embargo, lo que mejor he aprendido desde mi más tierna infancia es que las cosas que fastidian estos negocios son el ego, la avaricia, la necesidad de fama y gloria… la notoriedad.

Mientras que la mayoría de la gente hinchaba el pecho ante el mundo y alardeaba de sus gustos, su criterio, su conocimiento y su fama, nadie se daba cuenta de cómo me movía en las sombras, conectando unos puntos con otros, construyendo una cadena eslabón por eslabón que ha acabado conectando todos los puntos de la sierra. No necesitaba publicidad, no necesitaba ofrecer mi producto en fiestas o eventos sociales, no necesitaba que nadie me hiciera ventas ni recados. Lo único que necesitaba era esperar.

Y tal y como estaba previsto, poco a poco se corrió la voz de que en un lugar remoto había una bruja extraña que no se sabía cómo ni por qué siempre contestaba al teléfono, siempre tenía la pócima necesaria y siempre estaba dispuesta a venderla sin compromiso, sin problemas… y todos los que acudían a mi santuario pensaban que se llevaban de aquí los restos que nadie había querido porque todo el mundo acudía a otros brujos y chamanes famosos en el mundo entero que siempre se quedaban sin recursos. Yo sólo era la última opción.

Pero nadie sabía que tenía dos cosas a mi favor: la primera, el Demonio que duerme en mi cama y su magia negra auténtica y verdadera; la segunda, que yo sí era una bruja nacida de verdad y puedo presentir el futuro no muy lejano. Sabía que algo grande iba a ocurrir en el mundo, había visto los presagios y augurios a mi alrededor y en mis sueños. Y estuve preparada.

Y entonces llegó el momento. Sucedió lo que tenía que ocurrir y la oscuridad cayó sobre el mundo confinándonos a todos en nuestras casas. Nadie podía entrar y nadie podía salir. No se podían cruzar los muros ni las fronteras ni las filas de guardias y soldados que cubrían las carreteras y caminos. Nadie sabía qué hacer ni cómo hacerlo. Así empezó la leyenda.

Mientras todos los grandes brujos y chamanes se quedaban sin recursos a causa del estado de alarma del país, la pequeña bruja extranjera usaba su salvoconducto para cruzar las fronteras escondida en una estela blanquecina que la hacía invisible a los ojos de los mortales. Empezaron a llamar, empezaron a recurrir a mí y los atendí a todos y cada uno de ellos. Y cuando ya no hubo nada más, acudí a todos los demás para llevarme sus plantas, sus recursos, y abastecer con ellos a toda la sierra. Hasta aquellos grandes brujos y chamanes acudieron a mi puerta para pedirme mis recursos y consejos, mi ayuda… y los ayudé. Y todos empezaron a hablar de una bruja blanca capaz de cruzar el viento hacia el infierno y regresar al mundo de los mortales sin ser vista.

Con el tiempo, el juego se convirtió en un business y aquello que empezó con 50€ ha acabado convirtiéndose en una empresa estable que sigue creciendo. Hasta dónde? No lo sé. Pero sí sé que tengo una misión y visión corporativas claras y que en lugar de competir contra los demás, sólo tengo que esperar a que caigan. Hasta ahora, nadie había logrado estabilizar un negocio como yo. Me he convertido en la primera y última Atalaya de la sierra, el enclave principal. No pueden competir contra mí.

<– Capítulo anterior   -//—//-   Capítulo siguiente –>