Los Antecedentes Penales de los que todo el mundo habla pero de los que nadie sabe nada

Llevo tiempo trabajando en un capítulo importante de mi libro sobre el tema de la Guardia Civil y los protocolos de investigación, sus actuaciones más o menos justificadas y la dinámica que se lleva aquí en la Sierra. Os aseguro que el trabajo de documentación está siendo muy revelador.

Pero hoy no voy a hablaros de eso. Hoy quiero hablar de mi HISTORIAL POLICIAL, de mis ANTECEDENTES PENALES, SANCIONES ADMINISTRATIVAS, MULTAS…. me falta el informe de TRÁFICO (ese sí que puede ser interesante).

¿Recordáis 2022, el principio de todo? ¿Cuando la japonesa (S.M.C.) se cogía una papas como pianolas y se dedicaba a largar basura con esa boca de buzón que tiene? Estaba muy segura de sí misma sobre mis antecedentes, mi historial y mis delitos… decía que tiene familia guardia civil y tal. No se os ocurrió pensar que el acceso a esos datos por parte de un civil es ilegal e imposible (porque no pensáis) y fuisteis tan bobos que decidisteis dar por válidos los bulos que iba contando. Se generó lo que en comunicación llamamos el efecto bola de nieve (The snowballs effect, Andy Bounds) y estos bulos se fueron alimentando y engordando con la imaginación desesperada de gente atrapada en vidas tristes, rutinarias y carentes de sentido.

Lo sé, lo entiendo, necesitabais algo con lo que entreteneros y aquello os pareció muy divertido. Hasta que se produjo el incendio y empezasteis a identificaros con un montón de cuentos recopilados a base de recoger rumorología popular y cuentos narrados de boca en boca por fuentes que no voy a citar. Lo de inventar tuvo su gracia hasta que os vísteis reflejados en vuestro propio espejo.

Resulta que hay una ley orgánica, la LO 7/2021, de 26 de mayo, de protección de datos personales, muy interesante que pone a disposición de los usuarios todos sus datos de manera personal y gratuita a través de muchos medios asequibles.

En el Artículo 5 se definen bastantes conceptos interesantes, como:

«datos personales»: toda información sobre una persona física identificada o identificable («el interesado»)

«tratamiento»: cualquier operación o conjunto de operaciones realizadas sobre datos personales o conjuntos de datos personales.

«limitación del tratamiento»: el marcado de los datos personales conservados con el fin de limitar su tratamiento en el futuro.

«violación de la seguridad de los datos personales»: toda violación de la seguridad que ocasione la destrucción, pérdida o alteración accidental o ilícita, o la comunicación o acceso no autorizados a datos personales transmitidos, conservados o tratados de otra forma.

Si queréis saber más conceptos, picais en el enlace y leeis un rato, que para ir al baño está muy bien y os puede nutrir algo el espectro comunicacional de las borracheras de barra de bar.

El Artículo 6 dice que los datos personales serán (entre otros) tratados de manera que se garantice una seguridad adecuada, incluida la protección contra el tratamiento no autorizado o ilícito […]. Para ello se utilizarán medidas técnicas u organizativas adecuadas.

El Artículo 9 hace distinción entre las categorías de interesados y define los siguientes tipos:

a) Personas respecto de las cuales existan motivos fundados para presumir que hayan cometido, puedan cometer o colaborar en la comisión de una infracción penal. Los sospechosos/as.

b) Personas condenadas o sancionadas por una infracción penal. Los culpables!

c) Víctimas o afectados por una infracción penal o que puedan serlo.

d) Terceros involucrados en una infracción penal. Los Testigos.

La tendencia popular en mi pueblo fue la de señalarme como condenada, culpable, sancionada y sospechosa de todo tipo de delitos y crímenes a cada cual más imaginativo y ocurrente, ¿verdad? Teníais súper claro que mi historial (confirmado por los honestos y sincerísimos señores S.M.C. y R.S.I.) está lleno de crímenes, sanciones y condenas. Creo que incluso me habéis mandado a la cárcel tres o cuatro veces desde que vivo en el pueblo. Tenéis una obsesión enfermiza conmigo, deberíais ir a que os lo mirase alguien, de verdad.

Profundizando en el CAPÍTULO III: los derechos de las personas, se encuentran artículos muy fascinantes.

Por ejemplo, según el Artículo 20, los responsables del tratamiento (de los datos de mi historial policial, por ejemplo) deberán facilitarse al interesado (esa soy yo), de forma concisa, inteligible, de fácil acceso y con lenguaje claro y sencillo para todas las personas (esos debéis de ser vosotros) […].

Además, la información será facilitada por cualquier medio adecuado, incluso los medios electrónicos, procurando utilizar el mismo medio empleado en la solicitud. Y se facilitará GRATIS (una de mis palabras favoritas).

Mi preferido es el Artículo 22 sobre el derecho de acceso… tengo derecho a saber los fines y la base jurídica del tratamiento, las categorías de datos personales, los destinatarios a quienes se hayan comunicado mis datos. Y, además, tengo derecho a la comunicación de los datos personales objeto de tratamiento, así como cualquier información disponible sobre su origen, sin revelar la identidad de ninguna persona física, en especial en el caso de fuentes confidenciales.

Así que si… tengo en mi poder todo mi expediente de la Guardia Civil, ese que decís conocer tan a la perfección. Me pregunto si tendréis pelotas para mostrar ese supuesto documento del que S.M.C. tanto os ha hablado o si tenéis el valor de mirar el mío. No sé si seríais capaces de afrontar el hecho de que, por norma general, tendéis a quedar de catetos depositando toda vuestra fe en las palabras de cualquiera que os suene medio bien sin molestaros si quiera en investigar.

En fin, ya me diréis si queréis verlo, ¿estáis dispuestos/as a asumir vuestro error o váis a seguir dando pábulo a las gilipolleces infundadas a lo loco hasta que perdáis la poca credibilidad que os queda en un entorno en el que ya casi no tenéis un mínimo de autoridad ni para evitar que los políticos se rían de vosotros?

Por ofrecer un resumen, el informe consta de 45 páginas que configuran un histórico de putadas y rumores falsos que hablan más de vosotros como sociedad que de mí como persona.

En la primera página aparece la imputación de la famosa denuncia interpuesta por el ego y la humillación de quien cometió un error muy grande denunciándome por unas calumnias e injurias que no cometí (gracias por la publi, fue un boom para el blog y una inspiración para el libro, tendrás tu mención especial).

Luego aparece el desquite del SEPRONA, enviados probablemente por el Cabo Melón para la lectura del chip de los perros (qué triste me parece que sólo se te haya ocurrido eso para desquitarte conmigo, tío, los animalitos no tienen la culpa de que no sepáis hacer vuestro trabajo). Poco me preocupa, tengo toda la documentación necesaria para justificar la falta de vacunas dadas las circunstancias. De hecho, os di la información para que hiciérais un poco el capullo y que se os viera el plumero contra mí, sois muy predecibles.

Está el famoso susto que nos dimos en 2016 con los chicos del SEPRONA y la cuneta, no se me olvidará en la vida. Y la multa que me calzó el Cabo Melón por aparcar en La Alberca justo donde aparca todo el mundo… aquellos fueron buenos años.

Lo que sigue son 40 páginas con un follón de entradas efectuadas entre 2024 y 2023 con todo lo referente a los sucesos tras la quema de los coches. Anterior a eso, sólo hay sospechas infundadas de alguien que dijo algo y un montón de acoso policial que no llegó a nada durante 2023 y 2022). Qué casualidad, ¿no?

De 2020 para atrás son todo denuncias de daños contra mi propiedad, como cuando me rayaron «ZORRA» en el capó del coche. Cómo me gustaba. El tatu del pecho es un homenaje a eso. O el robo que se produjo en mi casa. Y luego están los datos de la movida con aquel camarero tarado que vino a rajarme el cuello con una bombilla de cristal L.A.G.F., que acabó en otra denuncia de violencia de género entre 2016 y 2017.

Lo que más llama la atención del historial es que en todos los procesos ocurridos AQUÍ en la Sierra figuro como víctima (menos uno de sospechosa cerrado por falta de pruebas y los ya mencionados)… antes de venir a vivir a la sierra no hay nada más allá de aquel verano mágico en Ortigueira.

Pero, ¿sabéis qué es lo primero que figura en mi expediente relacionado con el pueblo? 2014, la denuncia de cuando me robasteis la cartera aquel sábado en el bar. Me zampásteis todo el dinero que llevaba para todo el mes y en cuanto supisteis que había puesto la denuncia y creísteis que estaban indagando os dio el tembleque y apareció en Correos, al menos tuvisteis la decencia de devolverme la documentación. Aquella noche de junio éramos cuatro gatos. No digo más.

Estoy dispuesta a publicarlo, de hecho estuve haciendo un análisis cotejando la información con las notas de los hechos que tengo en casa y ha sido divertido ver cómo la mayoría de los supuestos ocurridos posteriormente se han ido añadiendo tras la lectura de mi blog.

Con respecto al historial falso que lleváis usando en mi contra desde 2022 en el bar y con el que habéis llegado a generar el clima que ha permitido que a un pirado* (que sigue suelto, por cierto), le de por pegar fuego a dos vehículos en mitad del pueblo para que el seguro le arregle la furgo que llevaba meses parada (no fastidies, si hubieras tenido con qué arreglarla ya lo habrías hecho)… os dejo el siguiente artículo de referencia:

Artículo 58: infracciones muy graves.

Define como infracciones muy graves (entre otras):

El acceso, cesión, alteración y divulgación de los datos al margen de los supuestos autorizados por el responsable o encargado de los datos. Es decir, que si no sois yo o sois personal autorizado y habéis accedido a mi fichero habéis cometido una falta muy grave. Y como sé que sois unos cobardes y unos mentirosos y os basáis en rumores para tocar las narices, sé que no habéis visto mi historial. De haberlo visto no andaríais hablando de mis delitos, sino de la vergüenza que deberíais sentir al ver la radiografía que muestra el tipo de sociedad en que os habéis convertido.

También dice que la utilización de los datos usados para una finalidad que no sea compatible con el objetivo para el que fueron recogidos es una falta grave, pero nos remite al artículo 6 para recordarnos que deben ser tratados de manera lícita y leal (me los ha dado la GC y me he limitado a copiar y pegar), recogidos con fines explícitos y legítimos (interés personal, el interés personal de limpiar mi nombre es legítimo, ¿no?), adecuados y pertinentes (prometo que no hay detalles confidenciales), exactos y actualizados (he suprimido todos los códigos de identificación de los hechos y expedientes, hasta mi DNI, para que no puedan localizarse por personal no autorizado).

Así que aquí está el debate: ¿publicar o no publicar? Quién miente más: ¿el pueblo, la Mancomunidad o la víctima? ¿Qué sois en mi pueblo: EMBUSTEROS o DELINCUENTES? ¿Cuál será el próximo crimen salvaje al que tendremos que enfrentarnos en un lugar en el que ni siquiera se investigan los casos? ¿Os sentís seguros viviendo con un loco suelto?

Ah, por cierto… si queréis acceder a vuestros ficheros legalmente y jugar al reto de quién tiene más que esconder, podéis hacerlo a través de la sede electrónica de la Guardia Civil con vuestro usuario Cl@ve, DNI-Electrónico o solicitándolo de forma presencial, os dejo toda la información oficial del ministerio del gobierno aquí.

NOTA DE LA AUTORA:

*no te lo tomes como una acusación formal, digamos que es una conjetura que saco de la interpretación del volumen de información que tengo en casa.