Volví a casa con efectivo suficiente para pasar todo el invierno y un objetivo claro: tenía que obligar a todos esos hijos de puta a mirarme a la cara sabiendo que se habían equivocado. Y sabía exactamente cómo iba a hacerlo.
«Si pudieras elegir entre cerdos y diamantes, ¿no elegirías lo mismo? Feliz cumpleaños, princesa!! 🐷🎂💎» así se mantiene una conversación encriptada y se planifica un viaje.
El momento en que se nos ocurrió el plan: la noche marca el inicio de un nuevo camino, donde lo destruido se deja atrás para construir un futuro más prometedor.
Alguien me dijo alguna vez que «a menudo encontramos nuestro destino por los caminos que tomamos para evitarlo» y durante los últimos años he aprendido que si el mundo debe arder, arderá y nada de lo que haga el ser humano podrá impedirlo.
El fuego no acaba con el bosque, sino que lo regenera y lo hace crecer con más fuerza, más resistencia y genéticamente modificado para adaptarse a las condiciones climáticas más adversas.
Nunca olvidaré aquel momento… la luz al final del túnel, el escenario tan saturado que prácticamente sólo se ven líneas y figuras desdibujadas formando las direcciones de la estación de tren y creando sombras difusas en movimiento con las siluetas de las personas que rellenan el decorado a mi alrededor.
¿Qué ha pasado con todas las amenazas que me hicieron hace dos años? No han sido capaces de nada de lo que prometieron que iban a hacerme si no agarraba las maletas y me iba del pueblo.
Para quienes se hacen la pregunta y siguen metiéndose en mis redes para stalkearme, vigilarme y cotillear con la esperanza de encontrar alguna cosa que puedan usar contra mí.
¡Visto! Hay un Romeo y una Julieta, por aquí, y tal y como ocurre en la película, se dedican a mentir, engañar, manipular… y de forma poco discreta (ya los he pillado 6 veces viéndose a escondidas, a saber qué estarán haciendo).
«El Infierno sólo te quema donde nunca el fuego te ha quemado, y habiendo ardido piensas: ya no me hacen falta mantos, que yo solo tengo mi hoguera» Demonios – Estopa
Romper mi cautiverio psicológico me permitió volver a unir los lazos místicos que nos mantienen juntos a través del tiempo y el espacio y todos mis vínculos emocionales se han ido restableciendo más fuertes que nunca.
Toma ya! Ya soy historia! «no una ni dos, sino TRES patrullas enteras y verdaderas para mí solita. ¿Adivináis quién estaba al mando? El Sargento amiguito de los trapicheros de la Sierra.»
Para cuando las hordas se preparaban para arrasar el nuevo foco localizado, ya habíamos salido de allí. Él los mantuvo distraídos el tiempo suficiente, justo y necesario, para que yo pudiera escapar sin ser vista y dirigirme por el único hueco por el que no miraban hacia el punto acordado.
La purpurina ya no tapaba el olor de la mierda, como quien dice, y eso enfadaba aun más a las moscas que no podían dejar de revolotear a su alrededor porque sus vidas estaban estrechamente ligadas a la podredumbre.
«Es cuestion de tiempo», se decían unos a otros, «tarde o temprano cometerá un error decisivo», ¿verdad? Y así fue: cuestión de tiempo. Solo que no fui yo quien se equivocó.
Una reflexion introspectiva.
Dejad que os pregunte algo: ¿hubiérais preferido que hiciera lo mismo que me habéis hecho a mí? Sólo os he sacado un poco los colores con un blog. A mí, sn embargo, me jodisteis la vida (o lo pretendisteis) y me hicisteis pasar por un infierno del que he tenido que recuperarme sola.
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Vivimos en un mundo tan sumamente atrasado que confundimos los términos. Las víctima no crean conflictos, se ven envueltas en conflictos y se defienden, ¿no consiste en eso la defensa de los derechos de la mujer?
Ella dijo, expresamente: «tengo 38 años y voy perdiendo». ¿Es que a caso todos éramos frikis y marginales en nuestros institutos y todos lo mantenían oculto comportándose como abusones en el pueblo para desquitarse de su martirio?
Lo que dice la gente: