Acor el imbencíble y los portales misteriosos

Ayer hubo partida de rol.

No recuerdo cómo se llamaba la partida, pero era un laberinto repleto de portales mágicos que te teletransportaban de forma aleatoria. Fue un poco agobiante, porque era muy raro que coincidiéramos dos en una misma sala y cuando menos te lo esperabas te encontrabas a un montón de goblins, orcos, guerreros del caos, momias y esqueletos.

Pero Acor fue invencible. Para frustración del máster, Acor sigue sacando pifias en los dados (tengo mala suerte o soy mala tiradora o puede que las dos cosas), eso sumado a mi habilidad para contra atacar ha hecho que el Máster haya decidido que las pifias cuenten la próxima vez. No me extraña, todos mis puntos de experiencia me los he ganado en los contra ataques, no han conseguido dañarme en casi ninguna pelea y encima no he ganado ninguna limpiamente… jaja. ¡Qué desastre!

El elfo oscuro, que estaba presente en esta partida, se quedó con un solo punto de vida luchando contra unos cuantos esqueletos. Pero se quedó pegado a la puerta, se quedó en medio. Los portales aleatorios tienen un problema: te teletransportan a donde sea y te dejan justo en la casilla frente a la puerta. Cada personaje ocupa una casilla, así que si estás en esa casilla, por narices, alguien te caerá encima. Y así fue como maté a mi primer elfo oscuro siendo un enano de montaña.

Sí, tal cual lo cuento. Me teletransporté a la habitación en la que se hallaba el elfo oscuro, no se quitó de delante de la puerta, le caí encima y le arrebaté el único punto de vida que le quedaba. Eso no fue todo. El cadáver rebotó dentro del portar y se teletransportó. No fue la única vez… la segunda vez que alguien cayó sobre el cadáver del elfo oscuro éste se teletransportó a mi sala. ¿Adivinas a quién se le olvidó quitarse de delante de la puerta? Sí, el cadáver se vengó quitándome un punto de vida.

Al final tuve que rescatar el cadáver del elfo oscuro para que pueda jugar en la próxima partida. Incluso hicimos tablas. Soy un enano y no tengo por qué comprar nada para sobrevivir, así que le daré mi oro para que la próxima vez pueda comprarse algo de equipamiento, a ver si nos sobrevive a la jugada y gana algo de experiencia.

Efraín no estuvo. Nos vimos diez minutos antes de que empezara la partida. Nosotros entrábamos y él salía (eso de que jugamos en su casa y tal). No mencionó mis pendientes, los cuales, en mensajes anteriores, dijo que tenía que devolverme. No le dije nada. Para mí son un juego, un experimento, me pregunto cuánto tardará en devolvérmelos. No hablamos nada. Sólo dijo que iba a trabajar, un par de miradas, nos pusimos colorados… y poco más.

Tras la partida, sentí el impulso de contarle cómo había ido. Más que nada porque siento que le he arrebatado el puesto de «afortunado». Y de una forma inquietante y extraña, Efraín dijo que hoy podíamos quedar a tomar algo. Pero no ha podido ser. Supongo que quedaremos en otra ocasión.

La cuestión es que hoy le dije a Marco que no quería quedar con él, que quería salir con otras personas y tener intimidad y dejar de sentir que siempre hay alguien observando qué estoy haciendo. No se lo ha tomado nada bien. Supongo que yo no me expliqué de la mejor manera, pero ha pasado de «somos amigos y nos llevamos bien» a «creía que íbamos a ser pareja algún día, ¿por qué me mientes?«. Así que hemos discutido. Estoy harta de su dependencia.

Así que, por variar, me voy de concierto, a ver qué pasa.