Ignorantes demasiado sabios

Hay un montón de cosas que no entiendo en este mundo. No las entiendo. De verdad.

No entiendo por qué la gente es tan crítica y tan lista y tan importante como para emitir juicios de jurado de todos los temas de conversación habidos y por haber en este mundo. Es que una no puede ni saludar sin que le suelten una contestación sobre el tono y la sintaxis del saludo… aunque la persona que te lo diga no sepa ni lo que es un tono ni lo que es la sintaxis del lenguaje (que es lo más gordo).

Mi hipótesis al respecto es la siguiente: estoy convencida de que el lenguaje crítico de los mensajes que se emiten en la mayoría de realities y programas sensacionalistas de televisión, la gente se ha vuelto gilipollas. Así, tal cual.

Veo canales de televisión en los que las personas se lían a voces sin fundamento (y no estoy hablando de programas como ‘Hombres, Mujeres y Viceversa’, estoy hablando de cualquier concurso o telerealidad verse del tema que verse), leo revistas en las que llenan páginas con fotos y ‘Arg’s como si fueran un texto fundamentadísimo que explica todo el contexto de la imagen. Incluso veo secciones de las noticias que se construyen a base de twits. Y me preocupa.

A ver. Todos sabemos de alguna cosa. Y cada cual sabe de lo suyo. Correcto. Pero por qué demonios ¿todo el mundo sabe de todo y nunca dejan que los demás sepamos de lo nuestro? Yo me fascino en este aspecto.

Hace ya mucho tiempo que ni siquiera me molesto en reivindicarme como mujer independiente. En fin, ¿para qué luchar contra la sociedad? Me resulta incluso divertido escuchar las perogrulladas que dicen las personas que tengo a mi alrededor. Y no sólo en el ámbito rural, sino en todos los ámbitos de mi vida. Porque todos pretendemos saber de lo que no sabemos y me alucina la cantidad de burradas y bestialidades que son capaces de decir las personas ignorantes cuando se creen sabias.

¿Y de qué me sirve todo eso? Mi conclusión es que en realidad a nadie le importa quién eres cuando a todo el mundo le importa la imagen que da de sí mismo. Entonces, por consiguiente, ¿para qué esforzarse? ¿Por qué preocuparme de lo que piensan los demás si están todos/as demasiado preocupados/as por lo que creen que pienso de sí mismos/as?

Cuando sabes quién eres y de qué eres capaz, te acaba resbalando lo que tienes a tu alrededor. ¿Será una consecuencia directa de la construcción de mi propio universo? ¿o quizá será un proceso de madurez? Al final, acabas teniendo tanta confianza en ti misma, que llegas a la conclusión de que ya no necesitas defenderte de nadie, porque nadie puede hacerte daño.