La leyenda

A veces nos pasan cosas que no pensábamos que podrían llegar a pasar. A veces, la vida te sorprende de la manera más espectacular. En mi caso, tengo que reconocer que a pesar de tener una imaginación poderosa tengo la suerte de tener una vida tan llena de hitos, momentos y sorpresas tan inesperadas, porque sin todos esos acontecimientos jamás habría sido capaz de encontrar material suficiente como para dar alas a mi creatividad hasta el punto de poder escribir las cosas que escrito.

Gracias a todas mis vivencias he podido dar el salto y salir del sueño y la elucubración hacia el desarrollo de mi potencial. Básicamente, dejé de tener hipótesis sin confirmar y pude experimentar, contrastar, confirmar y refutar posibilidades hasta dar con una verdad que intuía pero no podía demostrar: la mente humana es asombrosa.

En la universidad nos enseñaban que el ser humano no tolera la incertidumbre. Esto significa que las lagunas de información nos causan desasosiego, inquietud y ansiedad. Por lo que la mente humana ha desarrollado el mecanismo de defensa de ser capaz de inventar historias que, sin confirmar, nos aporten un argumento lo suficientemente coherente como para dar sentido a todo lo que no podemos explicar.

De mí se dicen muchas cosas. Ya desde muy joven, que empecé a relacionarme, a hacer amigos y a tener vida social, tenía claro que no hay que dejar nunca que te vean como a un ser inferior y vulnerable; pero tampoco hay que mentir. Si dejas que vean que no tienes dinero, que no sabes desenvolverte, que estás perdida, a menudo se aprovecharán de ti y te manipularán o te obligarán a aceptar cosas que no quieres aceptar sólo para poder optar a un trabajo o una ayuda o cualquier otra cosa. Si sienten que dependes de alguien, si crees que dependes de alguien, estás perdida. Cualquier empresa te puteará con condiciones laborables o sueldos inaceptables sólo porque pueden, porque no tienes a dónde ir, porque no crees que puedas conseguir algo mejor. Cualquier hombre se creerá con el derecho de abusar de ti sólo porque nadie más te va a querer o ayudar, sólo porque le necesitas para no estar sola y para desenvolver. Y así con todo… en un mundo en el que las relaciones sociales se construyen a través del interés y de la necesidad, no puedes permitirte el lujo de que nadie sepa lo necesitada que estás, porque entonces has cavado tu propia tumba.

Así que, en mi defensa, diré que siempre he sido orgullosa, desde pequeñita y siempre tuve claro que moriría de hambre y de frío antes de que nadie creyera que puede ejercer poder sobre mí.

Una manera útil de defenderte de las amenazas de aquellos que pretenden abusar de ti de alguna manera, bien por estatus, por poder o bien por su creencia firme en su superioridad, es la de retarlos. Tengo una cosa muy clara: yo no sé quién eres tú, pero tú tampoco sabes quién soy yo. Al ser de fuera, al tener una vida que nunca le ha importado a nadie, al tener un pasado desconocido sin referencias, sin terceras personas que puedan desmentirme o confirmarme, mi mayor mecanismo de defensa contra las personas malas, falsas y aprovechadas, siempre ha sido esa: lo que no conocen de mí.

Probablemente, si no hubiera dejado que se construyeran leyendas truculentas sobre mí, habrían seguido robándome, insultándome, faltándome al respeto, discriminándome… sólo porque soy una mujer sola que no tiene a nadie que de la cara por mí y me proteja, un eslabón débil.

He luchado toda mi vida por valer lo que valgo, por formarme, por aprender, por encontrar soluciones a todos mis problemas y, sobre todo, por que nadie pueda intuir lo jodidamente sola y vulnerable que estaba. Nunca soporté que me vieran como una víctima, que tuvieran lástima de mí y que me adoptaran o me trataran como a una pobrecita alma perdida y abandonada a la que tenían que dar caridad. Así que no lo permití.

Nadie sabe ni supo nunca lo que he tenido que pelear, tragar y luchar para conseguir llegar a ser quien soy y estar donde estoy. Y antes que permitir que me compadecieran por tener que fregar váteres por tres duros, preferí que me vieran como a una mujer empoderada, con la frente bien alta, orgullosa de no de rebajarse a aceptar los mangoneos de nadie. Nunca permití que supieran que aceptaba trabajos denigrantes en B para sacar dinero suficiente para invertir en trabajar gratis de aquello que me gustaba para construir la imagen de marca que me llevó a ganarme la vida por mi cuenta trabajando en el campo con el propósito de hacer una cartera de clientes estable y suficiente para poder ser autónoma. Aunque los problemas me hayan interrumpido ese ascenso. Ni permití tampoco que supieran que me sacrificaba apretándome el cinturón y escarbando en el bosque y en los cubos de basura para ahorrarme el dinero de la comida y poder pagar mis estudios o mis herramientas. Siempre trabajé duro, como una hormiguita.

Y como nadie contrata a una muerta del hambre pagando lo que vale su trabajo, siempre me esforcé por cuidar mi imagen para que no pareciera que padecía necesidad. He cuidado mi ropa, mi aspecto y mi actitud a la hora de pagar mis cuentas, de hacer mis compras y de ser generosa y contribuir con gastos en acciones altruistas que no podía permitirme sólo para que la gente me respetara y me viera como una igual.

Nadie sabía dónde trabajaba, ni de qué prescindía… mucho menos cuáles fueron mis sacrificios ni cuáles siguen siéndolo.

Nadie esperaba que fuera capaz de prosperar en este entorno, no esperaban que fuera capaz de valerme sola y de construir sin la ayuda de nadie una imagen profesional tan fuerte. De modo que cuando pasó y empecé a cosechar los frutos de mi trabajo, la mayoría se sorprendió. Mientras todo el mundo daba por sentado que fracasaría y perdían el tiempo burlándose de mí y de mi desgracia en los bares, nadie se dio cuenta de todo el trabajo que hacía fuera de aquí, por mi cuenta, así que nadie ha sido testigo de mi viaje. Por lo tanto, nadie se explica cómo lo he hecho.

¿Qué ha pasado? Ha pasado que sus prejuicios y la misoginia les ha delatado. Lo triste es que en la sociedad en la que vivimos todavía no son capaces de imaginar que una mujer puede conseguir todo lo que desea, puede trabajar, profesionalizarse, valer y desenvolver igual que cualquier ser humano sin la necesidad de que un hombre la avale o la valide. Al menos, no en este pueblo. Me ha quedado muy claro.

Cuando tenía pareja, o creían que un hombre era mi pareja, le achacaban mi éxito a esa persona. Pensaban que ellos eran los responsables de que se me abrieran las puertas. Pero no se daban cuenta de que la mayoría de las parejas que he tenido o que creen que he tenido han sido hombres que en vez de abrirme puertas han pretendido utilizarme para abrir las suyas. Ellos se han aprovechado de mis contactos, de mis relaciones profesionales, de mis amigos, de mis conocimientos… incluso de mi dinero. Y cuando mi tolerancia tocó su límite y veían el final de la relación como una amenaza inminente, han sabido aprovechar el pensamiento misógino y falto de imaginación para victimizarse ante un pueblo de gente vulgar, mediocre y crédula que prefiere creer la versión de que yo soy la zorra que se aprovechó de ellos con tal de conservar el estatus obtenido a mi costa y no destapar la realidad: era yo, siempre he sido yo, la que mantenía y mantuvo el fuerte cuando ellos no sabían hacer la o con un canuto, no sabían ganar dinero o no sabían no gastarlo.

La prueba es la que es: yo sigo aquí, sola, orgullosa, gestionando mi vida, buscándome las habichuelas y tirando para adelante sin permitir que nada ni nadie me haga sentir lo suficientemente fracasada como para rebajarme a aceptar cosas que son intolerables.

Pero nunca me reconocerán el mérito. Admitir que alguien como yo es lo suficientemente lista, capaz y luchadora como para salir adelante sin que nadie la mantenga significaría cambiar el paradigma de pensamiento de la gente de este pueblo. Significaría que muchas mujeres no tendrían que aguantar lo que aguantan en casa, que muchas personas no tendrían que aceptar las condiciones laborales que se les ofrecen. Significaría, en definitiva, que muchos hombres poderosos tendrían que renegociar con los más desfavorecidos para hacer justicia en un mundo que se mantiene a base de abusos, miedo, ignorancia y mediocridad. Desgraciadamente, hay muchas personas que no están dispuestas a reconocer que no son tan poderosas, que no son tan grandes, que no son tan listas, porque temen perder los privilegios que tienen como hombres, como maridos, como gobernantes, como empresas… necesitan que sigamos creyendo que tenemos que aceptar la mierda que pretenden hacernos tragar.

Así fue cómo empezaron las leyendas, los mitos y las historias sobre mi persona. Y así fue como aproveché sus cuentos y fábulas para dejar que construyeran una visión de mí que me ha servido para protegerme de sus abusos variados.

La leyenda más imaginativa que hay a mi alrededor es aquella que ha convencido a los ignorantes de que la quema de mis coches ha sido motivada por un ajuste de cuentas, que es la que ha hecho que la Guardia Civil se distraiga del auténtico culpable del delito cometido. Por lo visto, parece ser que soy una matriarca peligrosa y con prestigio. Admito que estos bulos ya corrían cuando mantuve una relación larga con un yonki que me torturó física y psicológicamente hasta el punto de refugiarme en la ficción para mantenerme cuerda y ser capaz de salir de aquella vorágine. Y admito también que fueron los rumores que corrían y las mentiras que contaba aquel sujeto las que me dieron la idea creativa de inventar toda una historia en la que logré verme como a una heroína luchadora en lugar de dejar que ese ser me destruyera hasta ser la víctima de una tragedia horrible llena de autocompasión.

La incertidumbre dio paso a muchas historias y el mito permitió que muchas personas se lo pensaran dos veces antes de forzarme o de obligarme a ceder a sus voluntades. Seguían burlándose de mí, pero ya no se atrevían a llegar tan lejos como en el pasado. Ellos creyeron que había sido capaz de derrotar a un narco peligroso y no sabían cómo lo había hecho. Pasé de ser una puta a la que podían intentar forzar cuando la encontraban a solas a ser alguien misterioso, pues aunque quisieran hacerme daño no estaban muy seguros de quién o qué podría estar protegiéndome.

La ficción ha sido siempre lo que me ha salvado la vida. ¿Qué habría pasado si le hubieran echado huevos, hubieran entrado en mi casa, me hbieran dado una paliza y me hubieran robado? Pues que me habrían dado una paliza, me habrían robado, y me habría quedado sola, lamiendo mis heridas y viéndome obligada a reconstruirme. Exactamente lo que ha pasado con el asunto de los coches. Si hubiera sido lo que la gente creía que soy, habrían venido a defenderme, habrían venido a ajustar cuentas y a cobrar venganza. pero no pasó.

La persona que quemó mis coches no los quemó para ajustar cuentas conmigo. No le debo nada a nadie, si a caso a la agencia tributaria que les debo el impuesto de carreteras de este año, al crédito que tengo que pagar por el dinero que pedí para comprar el coche y a mi madre y mi abuela que son las personas que más me han ayudado económicamente. Y, de todos modos, si un narco quisiera ajustar cuentas conmigo por deudas de dinero no la emprendería con mis coches, me habría dado la paliza de mi vida y estaría en un problema aún más grande. Probablemente, por ser mujer, estarían obligándome a hacer cosas horribles para devolver el dinero, si es que lo debiera.

No. La persona que ha quemado mis coches lo ha hecho por otro motivo muy distinto. Lo que pasa es que esa persona ha hecho lo que ha hecho porque sabía que era mucho más fácil que pensaran lo que piensan de mí y que todos los rumores, películas y leyendas encubrieran sus actos. Esa persona sabía que confiarían en su falsa imagen antes que en mi mala reputación. Esa persona se escuda en su sexo, en la misoginia de la gente, y en la falsa idea de que una mujer no puede tener una vida favorable con su propio esfuerzo sin que un hombre la dirija. Esa persona se esconde tras una máscara de falsa víctima en la que yo soy la culpable de su desgracia. Pero hay un detalle del que nadie se ha dado cuenta todavía y sobre el que nadie piensa: esa persona ha sido la única persona que se ha beneficiado con todos estos acontecimientos.

Puede que sus intenciones fueran otras y que sus objetivos fueran otros muy distintos. Pero a pesar de no haber conseguido lo que se proponía quemando mis coches, ha sabido sacar partido a la situación.

Lo que esa persona no sabe todavía es que la historia no ha terminado aún. Os aseguro que todo este misterio va a resolverse, va a desvelarse y se hará la luz. Y cuando todo eso pase, espero que se os caiga la cara de vergüenza a todas las personas que tenían que haberme protegido, defendido y ayudado y en lugar de eso decidieron ponerse en mi contra, presionarme, acosarme y apoyar al culpable. Y no… no tiene nada que ver con drogas, eso es todo fantasía vuestra; la verdad es mucho más simple, mucho más cotidiana y mucho más peligrosa de lo que se puede imaginar. El monstruo habita en las mentes de quienes no se atreven a reconocer los problemas y prefieren mirar hacia otro lado.