Los estereotipos de mi pequeña aldea

Siempre me gustó la película de La Bella y La Bestia, la original de dibujos de Disney. ¿La recordáis? 

Cuando me vine a vivir al pueblo no me di cuenta. Pero con el paso de los años he llegado a la conclusión de que es una película que define muy bien la bucólica vida rural. Los pueblos tradicionales son lugares pequeños, con sociedades pequeñas y cerradas y con estructuras sociales muy definidas. Les cuesta aceptar las novedades hasta el punto de demonizarlas sin fundamento sólo por no tener que hacer el ejercicio mental de plantearse nuevas posibilidades. No les gusta la idea de cambiar sus ideas, no les gusta nada la idea de cambiar su estructura, de poner en peligro su estabilidad… aunque no les guste la vida que tienen.

Así son estos pueblos, como dice la canción, “un lugar cada día igual”, hasta el punto de que puedes saber en todo momento qué hora es sin necesidad de escuchar el reloj: todo el mundo hace lo mismo, a la misma hora, cada día, sin fallos.

Los roles sociales se aprecian muy bien en la introducción: los hombres ocupados trabajando para mantener a las familias, las mujeres estropeadas y quejumbrosas por el trabajo de atender la casa, las jóvenes soñando con tener la misma vida que las mayores sin aspirar a nada más que a ser elegidas como esposas… y las críticas, las críticas, los comentarios y las habladurías al paso de aquellas personas que son diferentes.

Gastón es un prototipo muy claro y muy estandarizado en este tipo de lugares: el hombre de oro. Trabaja, caza, gana dinero, es admirado por todo el mundo y desea lo mejor. Se desvive por conquistar a la chica más rara de todas, la más libre e independiente, sólo por el ego de ser aquel que consiguió el trofeo. ¿Y para qué quiere conquistarla? Para encerrarla en su casa y condenarla a pasar la vida cuidando el hogar, los niños… sin importar qué sueños tiene ella.

Es curioso. Bella lo dice muy claramente al principio de la película, quiere conocer el mundo entero, quiere vivir preciosas aventuras y podérselas contar a un amigo de verdad que siempre sepa escuchar. Es decir, que en ningún momento la muchacha expresa el deseo de casarse y formar una familia. No, ella lee libros y sueña con conocer nuevos mundos y experiencias porque sabe que la vida le puede dar más. 

Además, su padre trabaja y es inventor y está acostumbrada a estimular su imaginación y a ir a su aire. Hace lo que le da la gana, vaya. Pero al pasar por la calle, todas hablan de lo mismo: una chica tan bonita y tan rara. La admiran y la desaprueban a partes iguales.

Evidentemente, los Gastones del mundo están bien para un rato, pero a la hora de la verdad no estimulan las necesidades cognitivas de una mujer que aspira a algo más. No la escuchan, no la dejan hablar, la interrumpen, no la valoran… entonces ¿para qué quieren estar con alguien con tanto contenido si para lo que la quieren podrían tener a cualquier otra? Por el ego de poseer la mejor pieza de caza expuesta en una pared. 

Y luego están las Bestias. De esas también me he encontrado unas cuantas. Este prototipo de hombre se presenta aparentemente como una alternativa atractiva para este tipo de mujeres. Son el sueño ideal. Un amigo de verdad, que le da todo lo que quiere, que la ama tal y como es, que la escucha, la deja leer… y de repente un día te levantas con treinta y cinco años, te das cuenta de las cosas y deja de gustarte la película. ¡Qué desengaño! ¿No lo ha notado nadie?

Cuando pasé de los Gastones de pueblo, me dejé seducir por las Bestias… no me extraña nada que hayan catalogado las películas de Disney para mayores de 18.

Bestia era un príncipe, Bestia tenía poder, Bestia manejaba el cotarro, Bestia era importante… hasta que aquella zorra le jodió la vida y, claro, Bestia está hundido, sin trabajo, sin dinero, sin amigos, porque nadie le quiere y lo está pasando mal y pasa lo que pasa, que no es que sea un capullo o un alcohólico, es que está pasando una fase de superación… y sólo quiere cambiar y solucionar sus problemas…. y para endulzarle a Bella la idea del secuestro —recordemos que se queda a cambio de que liberen a su padre— la acaban convenciendo de que el destino la puso allí para hacer cosas grandes. Porque normalmente con las Bestias es algo así… es un no quiero, pero te pillan vulnerable y al final como que te convencen de que es lo que necesitas y te acabas medio liando, medio dejando liar.

Bestia le regala de todo lo que tiene en el Castillo, claro, porque de fuera no aparece nunca nada, no debe de tener recursos para comerciar o comprar o vender. Pero no pasa nada, hay abundancia de cosas. Se pasean, cantan, leen, Bestia la escucha, la dice que es fantástica, especial, que buscaba a alguien como ella, que es perfecta, que la ama… y la libera. Ella quiere ver a su padre y Bestia la libera, porque no quiere tenerla atada, la respeta y la deja ir a dónde quiera, no pasa nada, confía en ella, no hay problema.

¿Alguien se ha dado cuenta de que la muchacha sólo quería ir a ver a su padre porque estaba enfermo y que la Bestia le montó un pifostio que te cagas? El castillo hecho un asco, las despensas vacías y el colega montando un drama por la ventana dando pena «me muero, me muero, qué desgracia tengo porque Bella se ha ido y no va a volver jamás porque ya no me quiere»… y sólo se había ido a ver a su padre enfermo.

Que sí, que vale, que se le olvidó coger el teléfono y el otro subnormal la secuestró, vale. Pero ¿de verdad la palabra de Gastón es más creíble cuando le dice que Bella no va a volver? O sea, Bestia, que está súper hiper mega enamorado de Bella que es la chica de su destino que le hará feliz para siempre jamás, cree a un completo desconocido que se presenta a matarlo en vez de esperar a que la chica le de una explicación razonable cuando lo único que sabe de ella es que se ha ido a ver a su padre que está enfermo. Y encima el chantaje emocional: “es que si te vas me muero de la pena, ¿qué hago yo sin ti?”.

O sea, que mucha libertad para hacer lo que tú quieras. Pero mejor no irse para no liarla. ¿Os recuerda a algo? ¿Os transmite amor, confianza y esas cosas? Claro que puedo hacer lo que me da la gana, pero es que cada vez que hago algo por mi cuenta me cuesta una semana de condena y de gruñidos y de paranoias de la Bestia. ¿Eso es libertad? 

Coño, Bestia, campeón… ¿qué has hecho 21 años sin ella? Qué pasa, ¿no tienes vida ni aficiones? A todo esto, ¿de qué vives en el castillo? ¿no tienes tierras que gestionar, negocios que atender ni nada de eso?

La parte romántica de que se enamoran y Bestia se convierte en príncipe y todos son guapos y felices y se casan… bien. Pero teniendo en cuenta que desde el primer momento Bella se declara como una mujer libre que quiere conocer el mundo entero, quiere vivir preciosas aventuras y podérselas contar a un amigo de verdad que siempre sepa escuchar… viendo el pollo que le monta el primer fin de semana que se va a cuidar a su padre que está enfermo no te quiero ni contar cómo acaba la película el día que a Bella le de por irse quince días a Dinamarca con La Bella Durmiente a visitar a la Sirenita y disfrutar un poco de la playa. Si Bella se lleva el espejo, porque no le llama todo el rato y a saber qué estará haciendo. Si le deja el espejo a Bestia, fijo que la pilla pidiendo las copas en el bar y charlando con el príncipe Eric sobre la pesca del calamar con arpón tradicional, y ya está, ya ha visto suficiente. No va a mirar más para ver que están todas acompañadas, que hay más gente, que era de día y que Bella se fue a la cama sola sin liarla parda.

Al final… cuando llegue la mujer flipando a contar lo que ha aprendido de barcos, de velas, de pulpos y de hacer rizos con tenedores y se lo quiera contar a su amigo de verdad que le dijo que podía hacer lo que la de la gana, se encontrará la casa hecha un desastre y al otro hecho pena porque le ha abandonado, porque ya no le quiere, porque la vida no tiene sentido, porque el tal Eric no es de fiar, porque a saber qué habrá estado haciendo… o eso, o que le ha puesto los cuernos directamente porque Bella se va porque él ya no es suficiente, porque si fuera suficiente y le quisiera de verdad no tendría que irse de vacaciones por su cuenta. ¿Pero qué coño tiene que ver el turismo con el follar? ¿Es que no sabéis pensar en otra cosa? Qué obsesión. Y dará igual todo… y luego se extrañarán todas las vecinas de que un día agarre la tía al caballo y se pire a ver mundo y, claro, menuda puta y mala persona, cómo se le ocurre dejar al príncipe si tenía la vida resuelta, qué se le habrá perdido sola por el mundo, que es que las mujeres de ahora no tienen paciencia, que ya no sabemos cuidar de una pareja. Pues mira, chica, si queréis casaros con príncipes bestias y gastones, todos vuestros, id a por ellos y dejadme a mí los hoteles de playa y los margaritas. Anda y que les den.

Porque Gastón era un misógino y un capullo, pero al menos era sincero desde el principio. Bestia era muy libre y muy culto, todo lo que quieras, pero al final no deja de ser otro capullo inseguro que te quiere libre, pero libre de elegir atarte a él y vivir pegados toda la vida. Ninguno de los dos llegó a entender realmente eso de «vivir preciosas aventuras y podérselas contar a un amigo de verdad”. Y ninguno de los dos aprendió a amar de verdad, dijera lo que dijera la rosa, sólo sabían amarse a sí mismos y ni eso, porque les producía una inseguridad tremenda que la otra pasara del tema y fuera por el mundo a su aire. Quereos un poquito, hombre, que si os aman seguro que os lo merecéis y no os van a traicionar… ¿o es que a caso sabéis que no las tratáis bien y en el fondo os jode un poquito eso de la igualdad y que ya no podáis mangonearlas sin tener en cuenta lo que piensan? Qué putada esa de que las mujeres podamos ser independientes y nos podamos permitir el lujo de estar con alguien por placer y no tengamos que someternos por dependencia pura y dura.